Denominamos “poro” a la desembocadura externa del folículo pilosebáceo, cuya misión es verter el sebo en la superficie cutánea para que ésta se mantenga hidratada. En determinadas circunstancias estas aperturas pueden ser especialmente amplias y se tornan muy perceptibles. En estos casos popularmente nos referimos a ellas como “poros dilatados” o “poros abiertos”.

¿Cuáles son las causas?
No suponen ningún trastorno de salud más allá del aspecto estético indeseable que puedan tener. Existen varios factores que, en combinación, hacen que los poros se abran y se hagan más notables, como la edad, la predisposición genética, la exposición solar crónica, el exceso de sebo y el acné. En varios estudios se ha relacionado un mayor diámetro de la apertura del folículo piloso con la edad, la producción de sebo, el género masculino y los trastornos hormonales en las mujeres.

¿En qué zonas son más frecuentes los poros dilatados?
Suelen situarse en la nariz, las mejillas y el mentón, aunque pueden asentar en cualquier área que sea especialmente seborreica (cara, tórax y zona dorsal).

Tratamiento:
Existen distintos métodos publicados con resultados variables, como la luz pulsada intensa, medicamentos y los peelings químicos.
Los peelings de ácido glicólico son poco lipofílicos y tienen una acción relativamente discreta sobre el folículo pilosebáceo, por lo que no son los más efectivos. Contrariamente, el ácido salicílico se fija con mayor efectividad en la glándula pilosebácea y es más eficaz para retirar el exceso de sebo presente en los comedones. Aunque no reduce el tamaño de los poros abiertos, puede ser conveniente realizar primero un peeling de ácido salicílico para eliminar el sebo de los comedones y posteriormente proceder al uso de láser no ablativo.
La aplicación de láser fraccionado no ablativo permite mejorar el aspecto de los poros dilatados en cifras superiores al 50% en más de la mitad de los casos tratados a los 4 meses.